Estoy sumergida en Montaigne, en la conversión de su lenguaje en reflexión sobre la muerte y el aprender a morir, en la conversión del ensayo en novela y viceversa. Estoy en el «Sermón sobre la muerte» de Bossuet, en sus oraciones fúnebres y bellas, en la felicidad de Albert Camus y Noces à Tipasa, en Rousseau. Por las noches me pongo el casco y el traje ruso estalinista, el fusil y bajo a las bóvedas a ver. Estoy escribiendo Racista, por ahora solo me preocupa aprender a tirar.<BR><BR>[Así era Ariana Harwicz el día 1 de junio del año 2016 a las 19.20h.]<BR><BR>