Conocido en España casi exclusivamente por la novela El buen soldado y la tetralogía El final del desfile fue un escritor incansable que publicó más de ochenta libros, editó dos de las revistas literarias más influyentes del siglo XX ?la English Review y la Transatlantic Review?, descubrió a D.H. Lawrence, ayudó a Ezra Pound, difundió a James Joyce, empleó a Ernest Hemingway, colaboró con Joseph Conrad y tuvo una amistad grande, aunque difícil, con Henry James. Se alistó a los cuarenta y un años para luchar en la Gran Guerra y en 1919 cambió el apellido paterno Hueffer por Ford para evitar el sentimiento antigermánico que se extendía por el Reino Unido a causa de la contienda, y, de paso, para dejar atrás su pasado conyugal con dos señoras Hueffer. Ford fue un hombre contradictorio: presumía de ser el último conservador inglés y al mismo tiempo defendió como nadie el internacionalismo y el cosmopolitismo. Pound decía que Ford tenía todas las virtudes junto con la habilidad de demostrar siempre la equivocada. De su extensa producción literaria, Ford solo dedicó dos obras a sus lugares preferidos, Nueva York y la Provenza. Nueva York no es Norteamérica son las notas de un intenso viaje a la «capital oficiosa» de Estados Unidos que termina apaciblemente en la Provenza.