Desamblaje no es lo contrario de ensamblaje, es una forma de asamblea y una manera de ensamblar que se mantiene siempre en tensión e ingobernable, reafirmando las partes, la dispersión y la dividualidad de los ensamblajes, siempre antes y alrededor del ensamblado, siempre por debajo y fuera de junta y del juntado. El desamblaje interviene en los modos de composición mediante una nueva concepción suave y salvaje de las formas de juntarse. No solo rompe, sino que también recompone fuera de forma, fuera de junta, fuera de quicio, fuera de ordenamiento. Es el viento insumiso que entra por la junta de cada abatimiento. Y este viento, desamblaje de fantasmas, cosas, parentescos, máquinas, almas, medios, multiplicidad de muchas voces menores en muchos tiempos y muchas direcciones, atraviesa desde las máquinas de traducción multilingüe de Al-Andalus hasta el misticismo queer de la Alta Edad Media, desde las máquinas textuales y poéticas de Shakespeare, Kafka, Joyce, Ellison, Cohen o Benjamin, hasta la correspondencia con Rolnik y Negri, desde el falsete en el jazz y el soul del siglo XX hasta las revoluciones mo