Entre 1968 y 1977, Italia fue el laboratorio más avanzado de la vasta constelación de movimientos que conocemos bajo el sobrenombre del año 1968. En el centro de esta experiencia se sitúa Potere Operaio. Este grupo de la izquierda comunista italiana fue uno de los elementos determinantes del periodo y, junto a Lotta Continua, constituyó el embrión de la Autonomía, la cual florece en la explosión de 1977. Potere Operaio fue además el primer gran ensayo político del obrerismo, corriente política e intelectual que incluye al propio Bifo y a figuras como Mario Tronti, Toni Negri, Paolo Virno o Sergio Bologna. A través del recorrido del operaismo italiano y de la corta historia de Potere Operaio, Franco Berardi no nos presenta, sin embargo, un ejercicio de historiografía política, mucho menos un ensayo provinciano sobre una «experiencia italiana». Antes al contrario, en esos años y en esas prácticas, encuentra un momento decisivo en la crisis de la modernidad. La crisis y finalmente el colapso del movimiento italiano se explica, de hecho, en estos fulgores de la última modernidad, todavía marcada por la predo