Desde comienzos del siglo XX Ucrania ha sido devastada por el capitalismo, la guerra, el fascismo, el antisemitismo, el estalinismo y la energía nuclear. Desde 2018, además, y según los indicadores económicos internacionales, es el país más pobre de Europa. Pero, parafraseando a Magritte, este no es un libro sobre la guerra como género de ilustración y comentario militar, geopolítico o estratégico, sino sobre cómo hacer política emancipadora ante la propaganda y la instauración de un régimen de guerra continental.
Escrito a lomos del tigre belicista, en una coyuntura impredecible, y con una prosa exuberante, abigarrada y abrasadora, el texto desmonta la tramoya neoliberal, racista, xenófoba, misógina y LGTBQIfóbica que sostiene el esfuerzo marcial de ambos bandos. Para ello, y a través de un despliegue intelectual apabullante, Raúl Sánchez Cedillo recorre histórica, geográfica y conceptualmente las relaciones entre guerra moderna, imperios, máquinas, derecho internacional, economía del sistema-mundo, modo de acumulación en el espacio postsoviético, Green New Deal, y producciones del campo social. Siempre a través del prisma de la lucha de clases, siempre a través del éxodo y de la búsqueda del común(ismo).
En definitiva, se trata de pensar la guerra en Ucrania desde la perspectiva de las clases subalternas y los chivos expiatorios (siempre en el punto de mira de tropas regulares, consejos de guerra, paramilitares y escuadrones de la muerte): las trabajadoras pobres (minorizadas, racializadas, domésticas o sexuales), el precariado, los migrantes, las minorías de deseo/sexuales y de género, los indígenas del planeta, el proletariado cognitivo y de las maquilas, los campesinados mundiales sin tierra y sin agua, las naciones pobres o las minorías nacionales sin estado. Su voz es la única que debería interesarnos.
Acerca de Raúl Sánchez Cedillo
Madrid
Raúl Sánchez Cedillo es un activista, ensayista y traductor nacido en Madrid en 1969. Comenzó su actividad política en el Movimiento Comunista a finales de la década de 1980, del que saldría junto a una decena de militantes como una tendencia por la autonomía en el periodo de la fallida unificación con la LCR en 1991. Siempre en colectivo, intervino como insumiso en la campaña antimilitarista iniciada en 1989 y, desde 1994, en el movimiento de los centros sociales okupados y autogestionados de Madrid, sobre todo en las experiencias del Laboratorio (1997-2003) en