Estas clases, dictadas entre octubre de 1984 y junio de 1985, constituyen las últimas que dio Deleuze sobre cine. El filósofo francés dice que en su tarea de profesor jamás repitió un tema de un año al siguiente, y esto por una razón simple: nunca dio un curso sobre trabajos ya hechos, sino sobre investigaciones en proceso. Los cursos, dice, son la mejor puesta a prueba para las hipótesis, para poner en evidencia debilidades y fortalezas, exigencias y encerronas. Estamos entonces ante el despliegue de la trastienda de una investigación filosófica. El tema es la relación entre cine y pensamiento, pero desde un punto de partida original. No se trata de analizar qué representaciones del pensamiento hay en el cine, como si fueran realidades ajenas. A partir del carácter automoviente del cine y la idea del pensamiento como autómata psicológico y espiritual, la primera parte del curso fundará una relación íntima entre ambos, y sentará las bases conceptuales para establecer una ruptura entre una imagen del pensamiento fundada en el movimiento y otra fundada directamente en el tiempo. En la segunda parte, dicha rup